Enzo Ferrari creó, en 1929, su propio equipo de carreras al alejarse de Alfa Romeo para quien trabajaba. Así se lanza al mundo de los autos de competición y de los deportivos.
Si hay un relato digno de destacar es el origen de los autos deportivos Ferrari constituidos hoy en uno de los más respetados a nivel mundial. Se le reconocen la calidad técnica que poseen, cualidad que los posiciona en lo más alto del podio. En una primera etapa Ferrari construye automóviles de competición para después lanzarse al mundo de los deportivos. Pero veamos cómo surge la leyenda. Corrían los años 20 cuando el italiano Enzo Ferrari era quien planificaba y organizaba al equipo de carreras de Alfa Romeo, y algunas veces aprovechaba para ponerse él mismo al volante. Con amplios conocimientos en esta área en 1929 decide formar su propio equipo de carreras Scuderia Ferrari. Pero pasarían varios años hasta establecerse en una situación de autonomía en relación a Alfa. Recién en 1940 construyó dos deportivos para el Gran Premio de Brescia. El modelo 815 estaba conformado por un motor de 1.5 litros y ocho cilindros. Pilotaron estas máquinas Ascari y Machiavelli. Lideraban la competición hasta que los fallos mecánicos que padecieron le impidieron terminar la carrera.
La consolidación Ferrari.
Los años posteriores a la guerra serían beneficiosos para Enzo Ferrari ya que las personas buscaban un modo de distracción y entretenimiento en el automovilismo. Porque en él se conjugan la emoción y el sonido de la velocidad dando como resultado una experiencia única. En ese sentido, Ferrari apostaba más que nunca a los autos de competición. Es 1947 cuando se da el punto de inflexión para Ferrari con la construcción de autos deportivos y de calle. Se destaca la carrocería en color rojo y llevan por primera vez su nombre. Ya rondando los años 50 con la visión de ampliar el mercado se acerca a América. Para vender sus coches en el norte de este continente primero debió demostrar sus capacidades en una carrera disputada en México donde primaban pilotos de Norteamérica. El éxito fue tremendo.
El imperio no se rinde.
Más cerca de estos días, hacia 1990 y tras la muerte de Enzo Ferrari la escudería queda bajo el comando de Fiat que renueva la apuesta hacia los supercoches. El primer objetivo fue reemplazar un modelo que ya parecía haber caducado. Así crean el 348 Tb tan rápido como su antecesor el 328. Disponía de un motor V8 de 3.4 litros y era capaz de alcanzar los 300HP. Tal fue el éxito de este automóvil que los interesados en poseer uno debían esperar hasta cinco años para la entrega. A pesar de la gran competencia que Ferrari tenía con Lamborghini que en ese momento producía nuevos modelos, de los cambios en el interior de la fábrica y sin Enzo, el imperio continuó inmune a las dificultades.